LA AMISTAD, COMO VALOR Y CUALIDAD EN LA AFICIÓN Y CRIANZA DEL GALLO DE COMBATE

LA AMISTAD, COMO VALOR Y CUALIDAD EN LA AFICIÓN Y CRIANZA DEL GALLO DE COMBATE

Enrique Genaro Meneses Carrillo

En definitiva, la crianza en el mundo del gallo de combate es una actividad humana que propende desde su esencia la competencia entre personas (criadores) utilizando como elemento vinculante y a su vez divergente al “gallo de combate”. Desde sí misma, al ser una actividad que reúne a hombres y mujeres para competir entre si a través de sus respectivos ejemplares, esto no es impedimento para que dentro de este ambiente bélico y de exigente competividad, se cree un lazo de unión y de tratar de lograr objetivos comunes; ya que una de las razones que mueve a este valor humano (amistad) es el encuentro de intereses e inquietudes comunes.

La gallística, es una de las razones más ejemplificantes de cómo la “amistad” puede surgir y perdurar durante prácticamente la existencia de las personas, ya que no existe mejor ejemplo de sincera y auténtica amistad, cuando uno se alegra al observar el triunfo del antagonista (que siendo un amigo), se desvanece ese sentimiento de dolor, rabia y envidia, al saber reconocer la victoria obtenida por el camarada.

Si ya es un arduo trabajo, el que día a día todo criador se afane en lograr amalgamar en un gallo las mejores cualidades y luego de este trabajoso proceso al ser contrastado se logra alcanzar el éxito tan deseado; mejor aún es el sentimiento de total desprendimiento y de plena amistad, cuando sin dudar o cavilar razón alguna, ese trabajo que en muchos casos ha costado varios años en lograr , se cede de manera desinteresada a un amigo que comparte también con nosotros esta hermosa afición; ¿quién en su sano juicio, brindaría a otro ser humano algo cuyo valor nos ha costado años de desvelos y que atesoramos como una pieza invaluable?, solo un verdadero gallero extiende la mano y sella con un apretón dicho desprendimiento. Porque la amistad en el medio gallístico es así: “…siempre brindar solo lo mejor a los amigos…”, porque el valor del mismo (la amistad) es para aquellos que vivimos en este medio tan apasionante, algo intrínseco que también buscamos como cualidad en aquellos que nos acompañan en el día a día. Al ser admiradores de esa entrega, del valor y la nobleza que denotan los gallos en la cancha, valoramos también la amistad como algo que no tiene un precio estimable y que jamás canjearíamos por más valiosa y suculenta que sea la oferta, que nos obligue a mancillar la amistad forjada a lo largo de muchos años.

Y es así que solo el gallo de pelea y todo lo que lo involucra, puede lograr que la amistad sea uno de sus baluartes máximos, en donde se sustentan la caballerosidad, el respeto, la camaradería, la competencia sana y alturada, el honor y el valor de saber reconocer en otros las cualidades tanto humanas como prácticas reñidas en una competencia que si bien no está exenta de controversias y a veces acaloradas reacciones, siempre se erige por sobre todo interés particular, porque la amistad entre caballeros honorables es la constante en este hermoso deporte.

Si nos ponemos a reflexionar; todos aquellos que hemos discurrido nuestras vidas en diferentes escenarios, tanto en el ámbito educativo, académico, familiar y laboral, hemos conocido a muchas personas que en su momento, fueron amigos que compartieron cada uno de esos momentos, pero que por circunstancias propias del desarrollo humano, jamás los volvimos a ver o simplemente quedaron en el recuerdo de los gratos momentos vividos; pero aquellos amigos que forjamos en el medio gallístico, aquellos que fueron testigos de nuestros inicios, de nuestros primeros triunfos y también de nuestras derrotas; son amigos entrañables con los que aún seguimos departiendo y si ya no están con nosotros en cuerpo, siguen siendo un recuerdo indeleble de compañeros que siempre tenemos presentes en nuestras charlas o en los ejemplos de vida, para seguir creciendo en este hermoso deporte. Un gran abrazo a todos…!!!

“…Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano…” (Demetrio de Falero, 350 AC-280 AC)